El   PVY se encuentra en todo el mundo. Ya en 1940 se diagnosticó la presencia de   este virus en pimiento en Puerto Rico. En el área mediterránea fue descrito   por primera vez en 1960.  
El   virus Y de la papa (PVY) se encuentra con más frecuencia en las regiones   templadas y subtropicales de América  y   Europa, también se encuentra distribuido por otras zonas bastante separadas   unas de otras. Así por ejemplo se ha diagnosticado PVY sobre pimiento en   lugares como Australia, Japón, India e Israel.    
En   España el PVY lo encontramos sobre todo en cultivos al aire libre, así como   en invernaderos. Hasta la aparición del virus del bronceado en tomate (TSWV),   el PVY era el virus más importante en los cultivos de pimiento al aire libre   en las zonas de clima mediterráneo y en los valles internos de la mitad sur   peninsular.  
El   PVY causa pérdidas importantes en pimiento (Capsicum annum) bien solo   o en compañía de otros virus como el virus del mosaico del tabaco (TMV),   virus del mosaico del tomate (ToMV), virus del mosaico del pepino (CMV), virus   del grabado del tabaco (TEV), etc.      
   El   PVY pertenece a la familia Potyviridae.   Los miembros de esta familia tienen en común la morfología de los viriones,   que forman filamentos flexibles de 12 a 15 nm de diámetro y de 650 a 950 nm   de longitud. También se caracterizan por la presencia de inclusiones cilíndricas   en forma de rueda de molino (“pinwheels”) en el citoplasma de las células   infectadas.      
El genoma del PVY está formado por un único ARN   (5.4-6.4%) de cadena simple, de polaridad positiva y de alrededor de 10.4 kb.   Tiene un contenido en proteínas que oscila entre 93.6-94.6% y 0% de lípidos.   Los viriones filamentosos, normalmente flexuosos con una longitud de 684 nm o   730 nm y una anchura de 11nm. 
Se   han descrito una gran variedad de cepas y patotipos en este virus. En un   principio se describieron tres grupos principales en aislados de papa   basados en los síntomas sobre papa y tabaco, aunque existen aislados que no   pertenecen a estos grupos: PVY0 (cepas comunes), PVYN   (cepas necróticas sobre tabaco), PVYC (cepas que producen punteado   estriado)
   El PVY tiene como hospedantes naturales a la mayoría   de los miembros de la familia Solanaceae,   en los cuales se describirán los síntomas a continuación.       
El PVY causa un mosaico con moteado y arrugado de las   hojas apicales y un bandeado oscuro de las venas de las hojas totalmente   expandidas.
Los síntomas se inician con un clareamiento de las   nerviaduras de las hojas apicales, que pueden evolucionar pasando a tonos   pardos y necrosándose. En estos casos, a veces, hay necrosis del peciolo con   caída de hojas, quedando la planta defoliada, con necrosis apicales e incluso   necrosis externas e internas del tallo. Las plantas pueden rebrotar,   apareciendo las hojas con mosaicos en manchas de color verde oscuro-verde   claro situados encima de las nervaduras (bandeado de venas, vein banding),   incluso en forma de ampollas, de modo que los limbos dejan de ser   planos. 
También se observa necrosis sobre las flores. Sobre   los frutos algunas variedades presentan manchas pardo necróticas irregulares   hundidas en el pericarpo y también  manchas   necróticas en los pedúnculos. Esta sintomatología aparece en un amplio número   de variedades (Cristal, Cuerno de Cabra, Choricero, Largo de Reus, Morro de   Vaca, Morrón, y Najerano). Otras variedades entre las que se encuentran Yolo   Wonder y Piquillo no presentan esta sintomatología, sino que muestran un   mosaico con venas bandeadas, con abullonado del limbo.
Otros   síntomas que puede producir el PVY sobre pimiento son: enanismo, mosaico   severo, deformación de hojas y frutos, que pueden presentarse arrugados, con   manchas cloróticas y manchas necróticas, reducción en tamaño de fruto y   aborto floral. De todos modos, la severidad de los síntomas depende de la   edad de la planta, siendo más susceptibles las plantas jóvenes e intensificándose   los síntomas con el frío.      
Malas hierbas como Solanum nigrum L., Solanum dulcamara   L., Portulaca oleracea L. y Senecio vulgaris L. no presentan síntomas pero   actúan como reservorios naturales en el área mediterránea.      
   El PVY puede ser transmitido por al menos 25 especies   de áfidos de manera no  persistente.   Myzus persicae es el vector más   eficaz, aunque no puede transmitir las cepas de papa del tipo PVYc.   Otros áfidos son Aphis craccivora, Macrosiphum   euphorbiae, Myzus (Nectarosiphon) certus, Myzus (Phorodon) humuli y Rhopalosiphum insertum.
La transmisión del PVY por pulgones depende bastante   de la presencia en los extractos de la planta de un componente de ayuda que es   una proteína codificada por el virus. El tiempo óptimo de adquisición para   que el pulgón sea infectivo es de 15 a 60 segundos. Generalmente los áfidos   sólo transmiten la virosis durante una hora después de haberlo adquirido,   aunque existen casos de retención de más de 24 horas.
En algunos casos se ha comprobado que M.   persicae puede retener al PVY durante más de seis días. Estas mayores   persistencias del virus en el vector pueden explicar las rápidas expansiones   de la virosis.      
La transmisión no persistente del virus por el áfido   se caracteriza por el poco tiempo durante el cual es infectivo el vector, el   virus se pierde en las mudas del pulgón, no se transmite a la descendencia y   se pierde al inyectar el estilete en un nuevo individuo. Pero como hemos visto   sólo es de forma general, existiendo casos en los que no se cumplen dichas   características.
Dentro de la planta la transmisión sigue el modelo   general para los virus. En un primer momento infecta la parte donde se   encuentra el punto de entrada, posteriormente se mueve célula a célula hasta   llegar a los ápices, desde donde a través del sistema vascular, se extiende   a toda la planta.
    En   el caso del PVY los métodos indirectos no son suficientemente eficaces debido   a la no persistencia del virus en el vector, siendo el método más eficaz la   utilización de variedades resistentes. No obstante, a continuación se   detallan algunos de los métodos indirectos de control más importantes. Estos   métodos se basan en la reducción del nivel de inóculo o impedir la   transmisión a través de los vectores.
   
1.Eliminación     de las malas hierbas que crecen tanto en el cultivo como alrededor de la     parcela, para disminuir las fuentes de virus, así como de sus vectores. Sin     embargo, a veces no es fácil el control total de malas hierbas o,     simplemente, la parcela está descuidada. No debe olvidarse que algunas     malas hierbas pueden transmitir el virus por las semillas, pudiendo así     perpetuarse el inóculo. 
2.Eliminación     de plantas infectadas ya que constituyen focos de infección para las     plantas sanas.
3.Protección     de los semilleros con mallas antipulgón para evitar contaminaciones     precoces.
4.Pulverizar     con aceites minerales a bajas concentraciones para reducir la frecuencia de     transmisión de áfidos.
5.Usar     superficies reflectantes que puedan reducir la expansión del vector.
6.Usar     trampas adhesivas (láminas pegajosas amarillas) para atrapar los vectores.
7.Cultivar     papas cerca del pimiento, actuando como un cultivo barrera. También puede     ser útil disponer de cultivos trampa para insectos vectores en campos     cercanos a los de producción, en donde puedan ser eliminados.
8.Adelantar     o retrasar la fecha de plantación. Se trata de evitar que coincida la época     de mayores poblaciones del pulgón con el estado juvenil de la planta,     momento en que ésta es más sensible a la infección, o con periodo de     formación de fruto, lo cual puede tener graves consecuencias. Sin embargo,     este método tiene inconvenientes, ya que, al tratar de desplazar la época     de cultivo en una zona puede provocar problemas adicionales como por ejemplo     dificultades en el cuajado o maduración.
9.Controlar     los pulgones mediante tratamientos químicos. La eficacia de estos     tratamientos normalmente es insuficiente. Por otra parte, el empleo de     aficidas similares al pirimicarb y metamidofos puede aumentar el nivel PVY     pues hacen que los pulgones estén menos quietos.
   Mediante   la genética podemos introducir resistencia a este virus en cualquier variedad   comercial que nos interese, esto es debido a que la genética del carácter es   sencilla, porque de no ser así no se podría realizar. El carácter a   transmitir (resistencia) está basado en un locus con dos alelos recesivos (homocigosis).
Existen   distintas variedades de pimiento resistentes a PVY y otras variedades que son   tolerantes: de todas ellas sólo nos interesan las primeros por ser el   mecanismo de resistencia un mecanismo genético para hacer frente al virus.   Las variedades tolerantes, en cambio, no presentan un mecanismo genético de   defensa, sino que presentan unas características propias de la variedad que   consiguen que la presencia del virus no afecte a la producción.
Son   numerosas las variedades que presentan resistencia a determinados aislados de   PVY (Zarco F1, Aureola F1 y los tipos Agronómico de Brasil, que incluyen    el P11, el Mogi das Cruzes, El Casca Grossa y el Avelar), pero pocas   son las que se han utilizado para la mejora de variedades sensibles a PVY.      
El   grupo Serrano también se distingue entre los pimientos mexicanos por su alto   nivel de resistencia a diferentes patotipos de PVY.
También   se han encontrado fuentes de resistencia en otras especies del género Capsicum: C.chinense,   C.frutescens, C.baccatum var.pendulum,   C.eximium, C.flexuosum y C.pubescens, pero estas fuentes de resistencia, por   su distancia genética con los pimientos habitualmente cultivados en la Península   Ibérica, no han sido muy usadas en la mejora de los cultivares típicos   mediterráneos como es el caso que nos ocupa.
Existen   varios tipos de mejora, pero el mejor es el retrocruzamiento.   La mejora por retrocruzamiento tiene su mayor aplicación en la obtención de   variedades resistentes a enfermedades y plagas, fundamentalmente cuando esta   resistencia está controlada por genes dominantes o recesivos. Estos genes de   resistencia, que normalmente son específicos para controlar una o pocas razas   del patógeno, son vulnerables frente a la aparición de una nueva raza del   patógeno. La mejor solución a este problema sería obtener una variedad que   tuviese todos los genes de resistencia posibles contra las razas conocidas del   patógeno, generando variedades de resistencia múltiple.
Para   realizar todo el proceso de mejora (a excepción de los ensayos agronómicos   que se realizarán en las condiciones de cultivo verdaderas, es decir, en   cultivo al aire libre) se realizará el cultivo en las condiciones lo más   controladas que sea posible y sin que se vea afectado el desarrollo del   programa por los ciclos estacionales anuales y por tanto puedan obtenerse las   generaciones sucesivas de la mejora en el menor tiempo posible: se escoge un   sistema de cultivo forzado (en invernadero) que permitirá controlar gran   parte de los factores agronómicos. Se espera poder afrontar los costes   derivados de la instalación del cultivo forzado con los resultados obtenidos   del programa de mejora.