El cultivo de melón en España se mantiene en una superficie de  40.000-45.000 ha. y en una producción de alrededor de 900.000 tn desde  hace algunos años. 
Esta estabilidad de la producción no ha  impedido un progreso importante en otros aspectos, especialmente en los  referidos a la ampliación de los calendarios de producción con  plantaciones más tempranas (y también más tardías), a los cambios  profundos en la estructura varietal y al aumento considerable de la  exportación (1985: 108.500 tn, 1994: 215.900, 1998: 380.000).
La  ampliación del periodo de producción se ha realizado especialmente con  el aumento de superficies protegidas, con las combinaciones de  acolchado-tunelillo y acolchado-cubierta flotante y, desde luego, con el  cultivo bajo invernadero.
El melón es, después de pimiento y  tomate, el cultivo que ocupa más superficie bajo invernadero,  especialmente en Almería (alrededor de 7.000 ha.), situación que apenas  se produce en los invernaderos del Sur de Alicante y Campo de Cartagena,  áreas en las que entra en competencia con los monocultivos de pimiento o  tomate.
En Almería, la finalización del primer cultivo en los  primeros meses del año (enero-marzo) facilita la introducción de un  segundo cultivo, que en gran parte de la superficie viene a ser el  melón.
1.- Material vegetal: tipos y variedades
La  producción de melón tiene distintos mercados de destino, por lo que la  elección del tipo está en concordancia con el mercado, así para el  mercado interior se utiliza, sobre todo, los tipos Piel de Sapo y  Rochet, y para exportación, básicamente, los Galias, seguidos de los  Cantalupos y de los tipos amarillos.
Los melones tipo Rochet  prácticamente han desaparecido de los invernaderos y el mercado interior  lo ocupan los híbridos de tipo Piel de Sapo, entre los cuales Categoría  es el más utilizado, seguido de otros como Campiño, Cantagrillo, Abran,  Tito, etc. Este último tipo ocuparía un 30% de la superficie.
Los  tipos amarillos han perdido mucha presencia en el mercado de  exportación, pues los Galias les han quitado gran parte de su  protagonismo, y actualmente ocuparían un 7% de la superficie. Las  variedades más cultivadas son diversas selecciones de Amarillo Canario y  existen pequeñas superficies del híbrido Vista.
El tipo Galia es  el que más superficie ocupa (un 35-40% sobre el total) y en muy pocos  años se ha hecho con la supremacía del mercado de exportación. También  hay que señalar que es el que mejor se comporta bajo invernadero. Hay  una multitud de híbridos de este tipo, los que más se están cultivado  son Melina, Yupi, Primal, Aitana, Mirella, Eros, Caruso, etc.
El  tipo Cantalupo ya ocupa una superficie importante, alrededor de un 25%  de total, con creciente importancia en los últimos años por la aparición  de los híbridos larga vida y, en menor medida, semi-larga vida, que  aumentan la conservación post-recolección de los frutos, de apenas 4-5  días hasta 7-15. Entre los larga vida destacan, sobre todo, Tornado,  Topper y Vulcano, con frutos de mayor tamaño, seguidos de Sirio y  Clipper, de menor tamaño, y por ello para plantaciones más tardías. En  semi-larga vida, destaca Lunastar.
2.- Fechas de plantación
Este  cultivo es más sensible al frío que tomate, pimiento, berenjena, algo  menos que sandía y parecido a judía. Las temperaturas de suelo por  debajo de 12 ºC ocasionan un parón vegetativo:
• T. mínimas: letal (0-2º), biológica (12-14º).
• T. óptimas: noche (18-21º) y día (24-30º).
• T. máxima: biológica (30-34º).
• T. de germinación: mínima (14-16º), máxima (20-30º).
• T. óptimas: noche (18-21º) y día (24-30º).
• T. máxima: biológica (30-34º).
• T. de germinación: mínima (14-16º), máxima (20-30º).
Las  plantaciones muy tempranas no necesariamente dan lugar a recolecciones  más precoces, las temperaturas bajas y con falta de luz pueden  "endurecer" las plantas, retrasando y disminuyendo la producción y  perjudicando la calidad de la misma.
Se pueden realizar  plantaciones desde la primera quincena de enero en adelante, siendo lo  usual que las últimas se hagan en marzo. Las fechas más tempranas  adelantan la recolección, con lo que disminuye el tamaño del fruto y es  más difícil su cultivo, lo contrario ocurre a medida que se atrasa la  plantación. En las plantaciones más tempranas, que sufren temperaturas  más bajas, es necesario el uso de protecciones térmicas suplementarias  como la calefacción, el acolchado con polietileno transparente, las  cubiertas flotantes, etc.
El objetivo es conseguir la recolección  antes de que exista producción al aire libre o ésta sea escasa, ya que  el melón al aire libre suele ser de mejor calidad y, por tanto,  preferido por el consumidor. Así, las producciones de las plantaciones  de primeros de año se recolectarán desde final de abril, las más  tempranas, a finales de junio.
Existe también la posibilidad de  realizar recolecciones en otoño. En nuestras condiciones, en invernadero  frío, se puede plantar a finales de agosto o, como máximo, principios  de septiembre. La recolección será en noviembre.
3.- Siembra directa o plantación
La  siembra directa en el terreno de asiento se suele practicar en  plantaciones tardías y con variedades no híbridas. En general, el  elevado precio de las semillas híbridas aconsejan realizar el semillero  para aprovechar al máximo las semillas, amén de que al ir el melón en  alternativa con otro cultivo, se adelantan fechas si al levantar este  cultivo se ha "fabricado" la planta en semillero y se puede realizar la  plantación.
Lo más usual es encargar la planta en un semillero  profesional, teniendo en cuenta que con buenas temperaturas se puede  trasplantar en 25-30 días, pero en tiempo más frío (diciembre-enero)  puede necesitar hasta 50 días para hacerse. La planta estará lista para  el trasplante con la aparición de la 3ª hoja "verdadera", con los  tamaños de alvéolos normales.
4.- La conducción del cultivo
El  cultivo del melón bajo invernadero se puede realizar bien rastrero o  bien entutorado, es decir, apoyado en suelo en cultivo horizontal o  apoyado verticalmente en hilos o redes de cuadros. La elección de uno u  otro sistema es un tema controvertido, que viene resolviéndose a favor  del que requiere menos mano de obra, el cultivo rastrero.
Si bien este cultivo es el más utilizado, los ensayos que hemos realizado comparando ambos sistemas, indican que: 
•  La producción precoz y final son mayores en cultivo entutorado, aunque  la recolección se inicia al mismo tiempo, o incluso antes, en cultivo  rastrero.
• El peso medio de los frutos es mayor en cultivo entutorado.
• El destrío es mayor en cultivo rastrero.
• El peso medio de los frutos es mayor en cultivo entutorado.
• El destrío es mayor en cultivo rastrero.
El  cultivo entutorado se practica poco y cuando se utiliza se hace en las  plantaciones más tempranas de Cantalupos y Galias y siempre cuando se  hace en cultivo fuera de suelo.
5.- Densidad de plantación
En  cultivo rastrero, las densidades de plantación serán, para los Piel de  Sapo, alrededor de 5.000 plantas/ha., y para los tipo Galia, Cantalupo y  Amarillos, entre 8.000 y 10.000 plantas/ha.
En cultivo  entutorado, con plantas podadas a dos guías, se ponen entre 12.500 y  15.000 plantas/ha., la densidad más alta para los tipos Galia con frutos  que puedan "pasarse" de tamaño.
6.- Poda
Es  conocido que la planta de melón produce las flores pistiladas  (femeninas o hermafroditas) en los brotes de tercer orden o "nietos", lo  cual permite suponer que la aceleración de la aparición de estos brotes  adelanta la floración y la producción temprana; sin embargo, un gran  número de ensayos se han realizado, entre ellos los nuestros, sin  encontrar respuestas que permitan asegurar el supuesto anterior.
Dicho  esto, nos parece adecuado, en cultivo entutorado, realizar una poda  para conducir la planta a dos guías, despuntandola por encima de la  segunda hoja cuando la planta tenga cuatro. De las axilas de estas dos  hojas saldrán las dos guías principales. Posteriormente, de ambas guías,  salen los tallos terciarios, que se limpian hasta 50-60 cm, y después  se despuntan por encima de una o dos hojas sobre los frutos cuajados.  Este tipo de poda ahorra número de plantas, ordena su conducción, aclara  el follaje y ningún otro sistema es más productivo.
En cultivo  rastrero no hemos visto ninguna ventaja con la poda, aunque, a veces,  con variedades vigorosas, se recomienda el descabezado por encima de la  2ª ó 3ª hoja para acelerar la aparición de ramas secundarias, pudiendo  equilibrar la parte aérea y la radicular. La intervención sobre ramas  terciarias no está justificada más que para recortar, con hoz, los  brotes que rebasan los bordes de la banca.
7.- Riego y abonado
El  consumo de agua por este cultivo es muy variable y se puede evaluar  entre 4.000 y 6.000 m3/ha. Las necesidades son distintas según la fase  en que se encuentren las plantas. Así, el consumo es muy reducido desde  la plantación hasta el comienzo de la floración, crece con el comienzo  del cuaje, es máximo con el engorde de los frutos y se estabiliza o  disminuye en la fase de maduración-recolección.
En cuanto a la fertilización, en el cuadro I indicamos una formulación que puede considerarse adecuada en U.F./ha.
8.- Cuajado de los frutos
En  invernadero el melón tiene muchas dificultades para cuajar las flores  de forma natural, por lo que es absolutamente necesario la utilización  de medios que permitan forzar el cuajado de las flores. El medio  universalmente utilizado y con excelentes resultados es el uso de las  colmenas de abejas, que se introducirán en el invernadero con la  aparición de las flores masculinas (salen unos 10 días antes que las  femeninas). En este periodo los insectos se adaptan al recinto. Parece  suficiente una colmena para 5.000 m2.
La colmena de abejorros  (Bombus) requiere para su utilización la eliminación del depósito de  líquido azucarado del que chupan los abejorros, con el fin de  "obligarlos" a visitar las flores femeninas que tienen el néctar. Si no  se hace así ,estos insectos, sólo visitan las flores masculinas para  recolectar polen. La duración de la colmena puede resultar insuficiente.
En  caso de no contar con una colmena, por las razones que sean, se puede  recurrir al uso de fitorreguladores para provocar el cuaje de las  flores, nosotros hemos ensayado con éxito procarpil, fengib y fulmet,  con pulverizaciones dirigidas a la flor, cuando las plantas tienen unas  5-6- flores femeninas/planta, repitiendo el tratamiento 5-7 días  después. Si bien hemos podido comprobar el buen comportamiento de los  fitorreguladores en la mayoría de los tipos de melón, incluidos los  Cantalupos, en éstos hemos observados alguna vez resultados  insuficientes.
9.- Problemas más importantes
Sin  duda, la enfermedad que se ha dado en llamar "colapso" o "muerte  súbita" es la que produce más incertidumbre en los cultivadores de  melón, aunque no hay unanimidad sobre el agente causal, se la suele  relacionar en la Comunidad Valenciana con el hongo de suelo Acremoniun y  en Almería, con el virus del cribado (MNSV) que transmite el Olpidium,  otro hongo del suelo. Las soluciones parecen todavía insuficientes:  desinfección del suelo, riegos fungicidas con procloraz e injerto sobre  pies resistentes.
La fusiarosis vascular, con su gravedad, no está  extendida en nuestras áreas de cultivo. El mildíu y la Botrytis pueden  causar problemas en periodos especialmente favorables, en primaveras  lluviosas. El oídio es un hongo aéreo, presente siempre, al que hay que  vigilar para evitar su extensión, con tratamientos en los que se  alternen los productos. Hay que valorar en los híbridos la resistencia a  esta enfermedad.
Algunos virus pueden causar daños en melón, de  entre ellos destacan el virus del cribado (MNSV), el virus del mosaico  del pepino (CMV), el virus del mosaico-2 de la sandía (WMV-2), el virus  del amarilleo (MYV), el mosaico de la calabaza (SqMV), etc.
Como  plagas, mencionar el submarino (Liriomyza), pulgón, mosca blanca, araña  roja y, a nivel de suelo, los nematodos del género Meloidogyne, a los  que son muy sensibles las raíces del melón.
Como accidentes no  parasitarios citaremos, como más frecuentes y conocidos, el "golpe de  sol", en frutos mal tapados por las hojas; el "rajado o esclatado" de  frutos, que se relaciona con alimentación hídrica irregular y con el  retraso en la recolección; y la "caída o seca" de frutos jóvenes, a  veces por falta de polinización suficiente y, casi siempre, por  autorregulación natural de la planta, cuando ha cuajado un número  suficiente de frutos y le es imposible alimentar a un número mayor.