El punto del caramelo: Mermelada de <b>fresas</b> (frutillas)

Una de las tareas que más me gusta en la cocina, es la elaboración de dulces y confituras. 
Preparar una mermelada casera me resulta gratificante, es una labor que me relaja y me embriaga con esos resultados aromáticos y evocadores. Son muy fáciles de cocinar. Con un par de intentos ya habremos dominado la técnica  y seremos capaces de disfrutar de un dulce exquisito, que rememorará los sabores de antaño. Sabores que eran habituales en las cocinas de nuestras abuelas, que al finalizar el verano se entregaban a estos menesteres para que la familia disfrutara de los frutos estivales, cuando no era posible conseguirlos fuera de temporada.No se sabe con certeza cuál es el origen de las frutas en conserva, pero se tienen noticias desde la época romana, en la que el gastrónomo Marcvs Gavius Apicius, incluye recetas para conservar frutas en uno de sus libros. Es posible que jaleas y mermeladas se empezaran a conservar en Oriente Medio (donde se cultivaba la caña de azúcar) y se cree, que al regresar los Cruzados, la introdujeron en Europa.Otra corriente de opinión cree que fue el médico de María, Reina de Escocia, en 1561 el que creara la mermelada, mezclando naranja y azúcar para evitar que ésta se mareara. También se dice que la palabra mermelada se deriva de la frase en francés: “Marie est malade” (María está enferma)Las mermeladas eran una delicia para reyes y nobles que exigían una variedad absoluta de sabores. Las hacían de todo tipo de frutas y también de algunas hortalizas como tomates o zanahorias.Las crónicas de los festines de Luis XIV nos cuentan que siempre terminaban los banquetes con mermeladas y jaleas servidas en vajilla de plata. Cada una de estas delicias ofrecidas en Versalles estaba elaborada con frutas de los jardines e invernaderos del rey.1 kilo de fresas, 1 kilo de azúcar, el zumo de medio limón y  2 tazas de agua.Lo primero que haremos será lavar las fresas con mucho cuidado, eliminando las hojas y el rabito que tienen en el extremo más ancho. Una vez limpias las fresas, las dejaremos en maceración, con la mitad del azúcar, durante unas 5 horas y sin meterlas en la nevera. De esta manera sueltan todo su jugo y cogen una textura melosa.  Posteriormente las introduciremos en una cazuela con el agua y las cocinaremos hasta que rompa en hervor.Retiramos del fuego y las dejamos reposar durante unos 5 minutos. Pasamos las fresas por el chino o colador fino y las volvemos a meter en la cazuela. Añadimos el azúcar restante y el zumo de limón y revolvemos constantemente con una cuchara de madera, hasta que obtengamos una consistencia espesa. Retiramos del fuego y dejamos enfriar a temperatura ambiente.Cuando la mermelada esté fría, la envasamos en un bote de vidrio con cierre hermético y esterilizamos. Guardamos en un lugar seco, fresco y oscuro.