El invernadero holandés para hacer frente a la crisis de alimentos - Radio Nederland

Los invernaderos holandeses ya eran conocidos como devoradores de energía que producían insípidos tomates que los alemanes llamaban “bombas de agua”. Pero actualmente es uno de los sectores más innovadores de Holanda. Se trata de una forma de producción extremadamente eficiente de alimentos que más tarde funcionará exclusivamente con energía sostenible.

“En realidad queremos llegar lo antes posible a un invernadero que utilice 0,0 por ciento de combustibles fósiles. Y eso lo conseguiremos.” Olaf van Kooten, profesor de agricultura de invernadero en la Universidad de Wageningen, se ha dirigido a una delegación china. Pekín, al igual que Holanda, tiene la cantidad justa de terrenos agrícolas para alimentar a su propia población. Es por eso que están investigando el sistema holandés de agricultura intensiva de invernadero para incorporarlo, dice Van Kooten.

“La agricultura de invernadero funciona con una eficiencia extrema. Actualmente también se está utilizando la energía de manera muy eficiente, al igual que el agua. Es decir, si se mira al futuro y se toma conciencia que tenemos que alimentar a unos 15.000 millones de personas en el mundo, entonces podría ser una parte importante de la solución. De otra manera no será posible conseguirlo.”

Sistema cerrado con agua de lluvia
Stef Huisman cultiva plantas tropicales y árboles para el mercado de oficinas. Trabaja con sistemas cerrados de agua. Sus árboles se encuentran en entre dos y tres centímetros de agua que cada semana es renovada y limpiada con filtros de arena y rayos ultravioleta. Después regresa al invernadero.

“Esta es toda el agua que necesitamos. El agua de lluvia que cae aquí al tejado es suficiente para proveer a los cultivos de agua buena. Aquí no utilizamos aguas subterráneas.”

El profesor de Wageningen también ve esta técnica como un importante producto de exportación.
“Si seguimos por este camino, el agua que se encuentra en el producto finalmente será literalmente la única que se utilice. Para un kilo de tomates se necesita solamente un litro de agua. En realidad lo que se vende no es más que una elegante y bien empaquetada agua.”

Calor de la tierra
Igualmente importante es el uso del calor de la tierra para la calefacción de los invernaderos. Ted Duijvestijn hizo excavar un pozo de 3 kilómetros de profundidad para sus invernaderos de tomates en Pijnacker. De él extrae agua salada a 75 grados centígrados. Con el calor se mantiene la temperatura del invernadero. El agua enfriada es nuevamente bombeada hacia el suelo donde se vuelve a calentar.

El calor de la tierra, que está utilizando desde marzo, ya ha originado un ahorro de un 60 por ciento. Si las bombas de agua eléctrica comienzan después, según está planeado, a ser abastecidas por sus propios molinos, el invernadero funcionará en su totalidad con energía sostenible y, además, Duijvestijn aprovechará un restante de energía y calor.

“Estamos conversando con el Ayuntamiento para proveer de energía a nuevas viviendas en el sector. Es decir, de ser consumidores de energía, hemos pasado a ser distribuidores. Y eso será en el futuro un punto estratégico fuerte para la construcción de los invernaderos.”

Lámparas LED abastecidas por molinos
Además están las lámparas de las que dependen los invernaderos para que las plantas y verduras crezcan. El cultivador y empresario Rob Baan las ha reemplazado con las lámparas LED, de bajo consumo de energía. Además, sus plantes reciben exactamente la luz que necesitan debido a que utiliza cuatro colores distintos de luz LED. Además de abastecer de energía al invernadero, el molino está listo para dar corriente a las lámparas LED.

Además, Baan tiene suficiente con la luz solar para sus completamente cerrados invernaderos. Ésta hace subir rápidamente la temperatura a 50 grados o más. El calor es utilizado para calentar el agua que se encuentra bajo la tierra y conserva allí la temperatura. Durante el invierno es bombeada de nuevo para calentar el invernadero.

Sin contaminación
Pero ¿no deben los vegetales ser cultivados allí donde pueden crecer al aire libre sin todos estos trucos? La respuesta de Rob Baan es categórica: No.

“Lo importante es que aquí no tenemos insectos. Nuestros invernaderos están libres de insectos o tienen insectos que se comen a otros insectos. No regamos. No hay productos químicos en los vegetales. Producimos de modo cada vez más sostenible. Y en las grandes ciudades del mundo seguramente se podrá instalar este tipo de industrias para producir en la cercanía de los mercados locales.”

El empresario mismo ya ha dado esta paso y ha instalado industrias en EE.UU. y Japón.