España es el país europeo con mayor proliferación de invernaderos. Durante la pasada campaña agrícola los cultivos protegidos en todo el país superaron las 76.000 hectáreas. Sin lugar a dudas, el tomate es actualmente el cultivo estrella de los invernaderos españoles, aunque la pérdida de renta agraria empuja al productor a apostar por cultivos muy rentables y baratos de mantener, lo que explica el crecimiento en el número de hectáreas dedicadas a producciones como el pepino, el calabacín o la berenjena. Otra tendencia importante que marca el devenir de la agricultura de invernadero en toda España es la adaptación de los métodos de cultivo a las técnicas de producción integrada y a las técnicas de control biológico basadas en el uso de insectos beneficiosos.
Algo tan sencillo como proteger los cultivos con una estructura para defenderlos de las inclemencias climatológicas y al mismo tiempo forzar el crecimiento de las plantas para adelantar y aumentar la productividad puede llevar haciéndose de forma rudimentaria desde hace siglos en todo el mundo. Sin embargo, la aparición de los plásticos, la mejora sustancial en la obtención de nuevas semillas hortícolas y la modernización de las técnicas de fertirrigación han sido factores que se han conjugado en las últimas décadas para provocar la generalización de la agricultura de invernadero en algunas zonas de producción muy localizadas. La superficie de invernadero aumenta en todo el planeta, aunque lo hace de forma más apreciable en países en vías de desarrollo que necesitan garantizar su autosuficiencia alimentaria a consecuencia del rápido crecimiento demográfico a que se ven sometidos.
En todo el mundo, actualmente se cultivan unas 265.000 hectáreas de invernaderos. Asia, con más de 138.000, representa en estos momentos la primera potencia mundial en la producción intensiva bajo plástico. En segundo lugar, con unas 95.000 ha, se encuentra la cuenca mediterránea. Europa del norte (16.000 ha) y el continente americano (15.600 ha) se reparten el resto. Holanda sigue siendo el máximo exponente en la agricultura bajo cubierta altamente tecnificada, especialmente en lo que se refiere a invernaderos de cristal. Los agricultores de los Países Bajos tampoco han podido escapar de la crisis económica y ya se ha constatado oficialmente que el número de hectáreas de invernadero tiende a descender en Holanda, debido a que la inmensa mayoría de los productores no pueden soportar los elevados costos de producción, a pesar de los intentos por mantener las rentas agrarias vendiendo una parte de la energía que generan para sus sistemas de calefacción.
El invernadero en España
España es el país europeo con mayor proliferación de invernaderos. Durante la pasada campaña agrícola, los cultivos protegidos en todo el país superaron las 76.000 hectáreas. Andalucía, Murcia, Canarias y Valencia son las comunidades autónomas que encabezan la superficie cultivada bajo plástico, aunque el fenómeno del invernadero está presente en casi todas las regiones españolas. De las estadísticas del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino se desprende que el uso del invernadero está directamente relacionado con la producción hortícola, salvo en el caso de Murcia y Canarias, donde los plásticos protegen otro tipo de cultivos tan conocidos como el plátano.
Actualmente, los invernaderos están presentes en Aragón, Baleares (más de 300 hectáreas de hortalizas), Valencia (aproximadamente 2.000 hectáreas dedicadas al cultivo de hortícolas), Castilla-La Mancha y Castilla y León, Cataluña (con unas 600 hectáreas de cultivos protegidos), Galicia (algo más de 2.000 hectáreas), y Madrid (con casi 300 hectáreas de invernaderos, sobre todo concentradas en la producción de pepino). También hay invernaderos, con superficies de cultivo que rondan en cada caso las 250 hectáreas, en regiones como Navarra, Asturias y País Vasco (con una especial dedicación al cultivo de ciertas especialidades de tomate) (cuadro I).
Cabe destacar la producción testimonial de algunas frutas en invernadero (sin incluir las plataneras de Canarias), como pueden ser el níspero, el mango, la piña y la uva de mesa. Las cifras del invernadero en España se completan con casi un millar de hectáreas dedicadas a viveros, en los que se obtienen y multiplican las variedades comercialmente interesantes.
En el caso de Andalucía, los cultivos en invernadero suman más de 56.000 hectáreas y representan casi el 90% de las que se obtienen en todo el país (cuadro I). Destacan principalmente Almería (frutas y hortalizas), Granada (hortalizas y subtropicales en la franja costera) y Huelva (fresa-fresón) como las zonas de producción más importantes. En los últimos años se han consolidado zonas de producción en algunas comarcas del interior de la provincia de Granada, en las que el invernadero con malla o con plástico permite completar el calendario de los cultivos obtenidos cerca de la costa y en lugares más templados.
Productos y tendencias
Las producciones de invernadero en España se concentran en el cultivo de hortalizas y planta ornamental, aunque la diversificación es una consolidada tendencia de futuro. Por todo el país, no dejan de realizarse ensayos en campo para determinar la viabilidad del uso del invernadero con cultivos que hasta ahora se han sembrado tradicionalmente al aire libre. Sucede de este modo con diferentes especialidades de verdura de hoja y también con frutas y bayas, así como con el maíz dulce. Los investigadores tratan de satisfacer la demanda de los agricultores y de los comercializadores en origen, que no es otra que conseguir producciones mayores y más tempranas que les garanticen un mejor posicionamiento en el mercado.
El invernadero español del futuro
La importancia de dotar al sector agrícola con modelos de invernadero especialmente eficientes en el uso de la energía y que además se adapten perfectamente a las condiciones particulares de cada zona de producción es un objetivo estratégico del Gobierno español. Dicho objetivo se refleja en la puesta en marcha del proyecto Cenit Mediodía, un ambicioso trabajo de investigación en el que participan varias universidades y organismos públicos y privados de investigación y que actualmente se encuentra en ejecución.
Para conseguir los objetivos propuestos, el proyecto se divide en varias áreas de trabajo.
De entre éstas, destaca especialmente la investigación que lleva a cabo Repsol YPF sobre nuevos materiales de cubierta. Se trabaja en el desarrollo de un sistema de ventilación por apertura total gracias a un mecanismo de enrollamiento motorizado del film plástico. También se estudia la combinación de plástico y malla para garantizar al mismo tiempo luminosidad y protección contra las plagas.
El descubrimiento de nuevos aditivos abre expectativas completamente revolucionarias en el campo de los plásticos agrícolas. Repsol YPF se ha propuesto desarrollar productos que hasta hace sólo unos años hubieran sido más propios de la ciencia-ficción. Los invernaderos españoles de la próxima década utilizarán plásticos supertérmicos antiplagas, filmes luminiscentes para plantas ornamentales o filmes autolimpiables con baja acumulación de polvo ideales para los cultivos mediterráneos. El área de trabajo relacionada con las energías renovables incluye el estudio de nuevos materiales para la fabricación de células fotovoltaicas orgánicas. Ya se han estudiado diferentes compuestos y estructuras para eventualmente desarrollar células fotovoltaicas orgánicas para su uso en la cubierta plástica de los invernaderos y se trabajará para buscar un escalado a tamaños más acordes con la demanda energética necesaria en los invernaderos.
Otro de los apartados importantes en el proyecto Mediodía es el que se dedica a la investigación en lucha integrada, un capítulo que ha recaído sobre la empresa almeriense Agrobío. Se ha seleccionado el ácaro fitoseido depredador Amblyseius swirskii para el control de la araña blanca y otras plagas. Se ha puesto a punto su cría en masa y se ha examinado su establecimiento y efectividad en varios cultivos hortícolas con resultados muy satisfactorios. También se han seleccionado especies vegetales autóctonas como plantas refugio de los depredadores Nesidiocoris tenuis y Orius laevigatus. El objetivo ha sido mejorar la instalación temprana de éstos en los invernaderos. También se ha puesto a punto la producción a gran escala de Chelonus oculator, parasitoide de Spodoptera exigua. También se ha establecido el grado de complementariedad de los parasitoides y los baculovirus como agentes de control con resultados positivos.
Por otra parte, la Fundación Cajamar trabaja dentro del mismo proyecto de investigación sobre un revolucionario sistema de gestión de la recogida, tratamiento y valorización de residuos. Se pretende desarrollar un ciclo productivo de carácter cerrado en el que los residuos generados por la actividad de la agricultura intensiva se conviertan en recursos utilizables por el propio sector agrícola o por otros sectores.
El proyecto Cenit Mediodía es uno de los máximos exponentes en la investigación de vanguardia sobre el diseño de nuevos modelos de invernadero, pero no el único. Desde Almería, la Fundación Tecnova ha iniciado un proyecto para construir un nuevo prototipo de invernadero dedicado al cultivo intensivo de peces. Si los resultados son satisfactorios, Tecnova ofrecerá un trabajo pionero a un sector (el de la acuicultura) con grandes posibilidades de futuro. Las investigaciones de la mencionada fundación también aprovecharán para probar el valor constructivo de materiales distintos al hierro y que sean más resistentes y menos corrompibles por la humedad.